La segunda ola de contagios por coronavirus tiene en vilo al personal de salud de la ciudad de Buenos Aires por la exponencial merma en la capacidad hospitalaria, como consecuencia del aumento de casos. A diferencia del primer pico que se produjo el año pasado, la positividad afecta también a las personas más jóvenes quienes inéditamente deben ser internados en terapia intensiva por el agravamiento del cuadro.

En las últimas semanas, muchos hospitales públicos del distrito se vieron obligados por el contexto a llevar a cabo un ránking de pacientes para derivarlos o no a terapia intensiva, de acuerdo con su edad y las enfermedades preexistentes. Esta es una situación que las autoridades sanitarias preveían desde el inicio de la pandemia, pero que también se creía lejana.

La saturación del sistema de salud ya llegó. Así lo cuenta en primera persona a PERFIL Fernando Rosenzweig, un enfermero de piso del Sanatorio Julio Méndez de la ciudad de Buenos Aires, quien además del agotamiento ya habitual por la crisis sanitaria, atiende a los pacientes contrareloj. 

“Lamentablemente, se llegó a esta situación que la veíamos venir y nos llevó puestos”, relata el enfermero sobre el ránking de pacientes que llevan a cabo en el centro de salud en el que trabaja. “Los médicos hicieron un ránking para ver quién es derivado a terapia de acuerdo con la disponibilidad de camas”.

Desde el gobierno de la Ciudad expresaron que esta situación se previó desde el inicio de la pandemia el año pasado, cuando se decretó la emergencia sanitaria en todo el país. Se trata de un sistema de anillos mediante el cual se evalúa la capacidad de cada hospital y la posibilidad de derivación de pacientes de acuerdo con las necesidades que presente el cuadro con Covid-19 positivo.

Si bien es un sistema que se elaboró cuando los contagios eran escasos y los pacientes eran principalmente mayores de edad, la crisis sanitaria obliga a su rápida implementación.

“Las cosas que vi esta semana, no las vi en la primera ola”, lamenta Rosenzweig, de 47 años, ya que los pacientes de la segunda ola de coronavirus son personas “muy jóvenes, que piden poder respirar de alguna manera”.

Cuando un paciente llega a la guardia con un cuadro positivo de Covid-19 se activa un protocolo de aislamiento y atención. Al agravarse los síntomas, muchos de ellos deben ser derivados a terapia intensiva, pero de acuerdo con un informe elaborado por la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI) hay una tasa de ocupación hospitalaria del 93% para pacientes graves.

Ante esta situación, los centros de salud deben decidir a quién darle un respirador. “Al no tener respiradores en piso, se los mantiene con máscaras de oxígeno con reservorio, pero hay veces que eso no alcanza y hay que pasarlos a terapia o algún lugar donde se los pueda intubar y tener respirador”, expresa el enfermero.

El sistema de anillos al que pudo acceder PERFIL contempla la derivación de pacientes “críticos” o por “derrame”. Esto último tiene que ver con aquellos centros de salud con terapias intensivas de alta capacidad que se quedaron sin espacio para la atención de pacientes graves y deben ser derivados a sanatorios más pequeños.

El enfermero consultado por PERFIL le adjudica esta situación a que en la primera ola no había internaciones por otras causas, pero al aumentar la circulación de personas en grandes centros urbanos como en la ciudad de Buenos Aires, “hay más accidentes vehiculares que tienen como consecuencia la internación de pacientes y otras situaciones”.

Al haber más circulación del virus en esta segunda ola, “se producen más contagios”, comenta Rosenzweig y expresa que "si se cerrara todo" habría menos ocupación para disminuir el contacto entre las personas.

Si bien la gran mayoría del personal de salud está vacunada contra el Covid-19, muchos contagios también se producen entre personas que no cumplen con los protocolos y acceden a la guardia sin barbijo o con el tapaboca mal colocado.

El contraste con los números oficiales

“Todo es muy confuso”, explica el enfermero consultado por PERFIL en referencia a las cifras oficiales que viene dando el Gobierno porteño sobre la ocupación de camas para pacientes graves. En el reporte de este miércoles 14 de abril, el ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires informó que hay un 50,4% de camas ocupadas para enfermos críticos.

Sin embargo, el enfermero cuestiona estas cifras: "Sabemos que no es verdad, porque ninguna terapia está al 50%", expresa. Además, explica que en proporción "no hay terapias que tengan más del 70 u 80 por ciento de ocupación". Dentro de los hospitales ese 80% que menciona el empleado de la salud pública se refiere a dos camas libres y no "a un millón", ya que las terapias intensivas tienen un máximo de 15 camas.

En cuanto al informe del gobierno porteño, el enferemero expresó que no hay tanta cantidad de camas y, por eso, es que deben decidir en cada centro de salud "a quién darle esa cama", por lo que deciden por edad y comorbilidad. "Pensamos que era lejano y está pasando acá", completó.

Fuente: Perfil