Mariela Ritchie (32) es argentina y desde hace poco más de un año fue nombrada chef ejecutiva en Vasari Food Art, un reconocido restaurante del centro de la ciudad italiana de Florencia. En este tiempo, su nombre se hizo muy conocido en el ámbito local hasta el punto de ser invitada a varios programas de televisión para hablar de su profesión y del éxito del local que tiene a su cargo. Sin embargo, en las últimas semanas su vida, como la de millones de italianos, sufrió un cambio abrupto por una situación inesperada: el rápido avance del coronavirus en ese país.

La entrada al restaurante

La enfermedad en Italia causó hasta el momento 463 muertos y un total de 9.172 casos confirmados, lo que indica que la península alberga el brote más importante del mundo después de China, donde se originó el virus. Si bien la región más afectada se encuentra en Lombardía, en el norte, todo el territorio italiano fue declarado “zona roja” y las autoridades limitaron los movimientos en lugares públicos. Esto, obviamente afecta también a Florencia (centro del país), una de las ciudades más importantes y visitada por miles de turistas, aunque los efectos del coronavirus empezaron a sentirse ya desde hace más de un mes.

Una de las plazas de Florencia prácticamente desierta

Con la propagación de los contagios, la vida cotidiana de los florentinos se tornó distinta. Comenzó a mermar la cantidad de visitantes, los comercios fueron cerrando uno a uno y la ciudad dejó de mostrar el esplendor que acostumbra a reflejar. “Se vive una psicosis colectiva que nunca había visto. La cantidad de gente en las calles comenzó a cesar. La mayoría de los restaurantes cerraron. Todos los que están al lado de nuestro local, también bajaron la persiana. Nosotros decidimos no hacerlo porque no queremos bajar los brazos. Queremos dar tranquilidad a la gente. Que vengan a comer, que salgan. Que se puede hacer una vida normal. Abrimos el restaurante para no sumarnos a esa psicosis colectiva”, dijo Mariela en diálogo con Infobae.

La catedral Santa María del Fiore es muy poco visitada

Vasari Food Art se encuentra ubicado a metros de la Basílica de la Santa Cruz, una de las más importantes de Florencia y a pocas cuadras de la Catedral de Santa María del Fiore (conocida como el Duomo). En condiciones normales, son miles los turistas que recorren el centro de la ciudad pero tras el fenómeno del coronavirus, la cantidad de personas circulando disminuyó radicalmente. “Un domingo cualquiera se pueden ver filas y filas de gente que quiere entrar a las iglesias, a los museos o ver los monumentos. Hoy no se ven más de 10 o 20 personas esperando. Y eso que en Florencia hay muy pocos contagiados, pero cuando se conocieron los primeros muertos, el miedo fue creciendo. Los supermercados cerraron, los colegios también. Se vive con mucha paranoia”, comentó la chef.

A las oficinas públicas de Florencia asisten pocas personas y algunas con barbijos

La economía del restaurante ya se ve afectada. Por eso el propietario del lugar decidió reunir al personal y junto a Ritchie planificaron cómo afrontar los próximos meses, ya que saben que esta situación va a estar instalada por algún tiempo más. “Los efectos ya los empezamos a sentir. De hecho para marzo teníamos todas las reservas tomadas y de repente se fueron cayendo una a una. Siguen viniendo turistas pero son pocos. La cantidad de gente cayó”, señaló la joven de 32 años, quien a pesar de su corta edad, cuenta con una gran experiencia. Trabajó como chef en hoteles cinco estrellas en Buenos Aires y en Santiago de Chile antes de tomar la decisión de mudarse a Italia con su esposa. “En este momento somos el único restó abierto en la zona y la gente que viene, ingresa con barbijos”, remarcó Mariela.

Mercado Central de Florencia con muy poca gente

Con las nuevas restricciones ordenadas por el gobierno de Giuseppe Conte, que rigen desde hoy, las personas solo podrán abandonar sus ciudades por cuestiones laborales o de salud, y deberán acreditarlo. Además, las escuelas permanecerán suspendidas y los restaurantes y bares deben cerrar al anochecer. Usualmente el local abre casi todo el día y a pesar de la difícil situación que atraviesan por el virus, atendieron estas semanas en su horario normal. Sin embargo, ayer les notificaron oficialmente que deberán cerrar el restaurante a las 18 horas. “Nos reunimos con todo el personal y a partir de esto, vamos a estar abiertos al público desde la mañana hasta esa hora, pero vamos a seguir atendiendo", insistió.