El viernes 25 de septiembre la cantidad de muertes por coronavirus en el país subió estrepitosamente. La provincia de Buenos Aires informó 3.523 fallecidos que no había reportado en relevamientos previos. La cifra trepó a 12.566. La incorporación de este caudal de víctimas fatales, por la demora en la carga y por la cantidad en sí, causó conmoción. El ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollán, habló de una sinceración de datos. Y dijo que será un ejercicio de transparencia que deberán hacer todas las jurisdicciones, tarde o temprano.

En el Salón Dorado de la Casa de Gobierno de la provincia de Buenos Aires, detrás de una placa que fomentaba la donación de plasma y acompañado por Agustina Vila, directora general de Cultura y Educación de la provincia, y por Agustín Wylder, subsecretario de Coordinación de Gestión, Gollán expresó que los retrasos en la carga del sistema nacional de vigilancia en salud son una cuestión histórica. Inició su relato con una defensa del anuncio: “Explicamos que no se perdían los casos, que nadie los ocultaba, que iban a ir apareciendo en forma posdatada. Resolvimos el problema y lo comunicamos. Contamos con dos herramientas tecnológicas e informáticas desarrolladas en la provincia mediante las cuales, cruzando los datos, podíamos conseguir la información al día y evitar que más de 3.000 efectores y usuarios de clínicas, sanatorios u hospitales estuvieran todos los días haciendo la carga, que es un procedimiento engorroso y que no es prioritario”.

En la conferencia de la que debió ausentarse el jefe de Gabinete provincial, Carlos Bianco, por encontrarse aislado luego de haber estado en contacto estrecho con un caso confirmado, Gollán advirtió que el problema se trataba de un mero retraso en la carga de datos y no implicaba una cuestión de transparencia. Y lo calificó de un hecho excelente y extraordinario: no los muertos, claro, sino la actualización de gestión de información. “Es una excelente noticia porque es una gestión hecha con recursos públicos de la provincia en medio de una pandemia, donde además de dar atención, pudimos dar una respuesta extraordinaria. Hay quienes lo transformaron en un dato negativo, cuando en verdad es un dato extraordinario a nivel mundial”.

“Vaya paradoja –dijo Gollán–: a todas las provincias les va a pasar lo mismo. No era una cuestión de responsabilidad de los ministros, es cómo funciona un sistema que históricamente carga de esa manera. Todos van a tener que ir mostrando sus datos. Nosotros lo podemos hacer al día por estos desarrollos informáticos. El resto tendrá que apurar a sus efectores todos los días para que carguen y carguen”.

Y aunque procuró no confrontar con la gestión de su par Fernán Quirós en el ámbito porteño, recurrió a la comparación: “En la Ciudad de Buenos Aires entre el 1° y el 24 de septiembre se cargaban 34 pacientes fallecidos por día. Después de que hiciéramos el anuncio, cargaban 59 de promedio diario: casi un 90% más. Y esto va a seguir así. No porque sea responsabilidad de un ministro o de otro. Esto va a seguir así porque la Ciudad de Buenos Aires no tiene todavía los sistemas informáticos que desarrollamos en la provincia: el sistema de defunción digitalizado y el sistema de gestión de camas”.

Tomó declaraciones del propio Quirós, que reconoció que incorporó más personal para la carga de datos, y estimó que de a poco se van “poniendo al día”. “Todos los atrasos van a quedar al día cuando las provincias terminen de cargar sus datos. Lo digo para que terminemos de hacer politiquería barata y partidaria. Hacer política con los fallecidos, cuando uno ha transparentado los casos, es de la calaña más baja. La provincia transparentó todo. Y todos, tarde o temprano, van a tener que mostrar los números y los números van a ser los que tienen que ser: los que la provincia puso en la realidad diaria y cotidiana, en tiempo real”, manifestó.

Ante la consulta de un periodista que le preguntó por cuestionamientos en la carga de datos del municipio de La Plata, el ministro respondió: “Es tan fácil como abrir en una página pública la información que está disponible en el sistema nacional de vigilancia en salud. En lugar de haber 3.017 efectores de salud, con sus claves correspondientes, que se enferman por la pandemia y tardan quince días en volver, que tienen otros problemas, que están saturados de trabajo, que dejan para el final del día la carga de los fallecidos o cuando van teniendo tiempo, como lo dijo reiteradamente el ministro Quirós. Entren a esa página: es muy fácil, lo puede hacer un chico de 10 ó 12 años. Y si así les cuesta, tienen abiertos los teléfonos las 24 horas del día. Les podemos enseñar en cinco minutos, es facilísimo y no queda ninguna otra duda”.

El ministro de Salud bonaerense también se refirió a dos temas de agenda: el regreso a las clases presenciales y la vacuna. En relación a la vuelta al colegio, pidió revisar los retrocesos en torno al sistema educativo en Estados Unidos y algunas ciudades europeas y sentó posición sobre la apertura de los establecimientos: “Los niños son dispersores del virus, mucho más que los adultos. Lo hemos repetido una y otra vez: sabemos la enorme importancia que tiene que nuestros hijos puedan ir a las escuelas, pero esto pasa una vez cada cien años. Vamos a tomar todos los cuidados que sean necesarios para que no se contagien ni contagien a sus compañeros, a sus docentes. Vamos a cuidar la vida por sobre cualquier otra cuestión”.

En cambio, sobre la vacuna sí permitió ser optimista. “Ayer el doctor Ginés González García lo mencionó y yo coincido: se van a empezar a recibir los primeros lotes antes de lo que se estaba estimando, antes del primer semestre del año próximo. Es probable que sea antes por la evolución que estamos viendo. El horizonte está cada vez más cerca. Es lo que le pone fin a esta pesadilla”. Y, a su vez, indicó que los primeros que recibirán la vacuna, incluso antes de las poblaciones de riesgo, serán las trabajadoras y los trabajadores de la salud para poder seguir atendiendo a los demás sin riesgo de contagio.

Fuente: Infobae