Luego de las críticas vertidas por distintos sectores del oficialismo, a raíz del permiso que el gobierno porteño les dio a los bares y restaurantes porteños para sacar las mesas a la vereda y atender a los clientes al aire libre; el Ministro de Salud de la Ciudad, Fernán Quirós admitió que el primer fin de semana en que se puso en práctica la nueva medida “no fue bueno”.

Si bien defendió la iniciativa, al entender que a la gente ya le costaba evitar las reuniones sociales y se había empezado a juntar en lugares cerrados, también hizo hincapié en que hay que seguir trabajando en la construcción de ciudadanía.

“Pasó lo mismo cuando dimos el permiso de la actividad física nocturna. Los primeros días no fueron buenas fotos pero luego construimos ciudadanía y aprendimos cómo hacerlo”, recordó Quirós. Y agregó: “Ahora le proponemos a la ciudadanía llevar esa realidad (de juntarse con amigos y familiares en casas) a espacios abiertos más seguros. Nuestro camino es combinar la gestión sanitaria con la gestión social”.

El funcionario se mostró convencido de estar haciendo lo correcto y señaló que la curva viene aplanada desde hace 8 semanas. “Tenemos entre 1.100 y 1.300 casos por día.En esos niveles estamos en el 62% de camas de terapia intensiva ocupadas y en el sector privado en el 71%, pero hay estabilidad. Ninguno de los subgrupos mostró tendencia a la saturación gracias a un esfuerzo de los profesionales de la salud”, aclaró Quirós.

“Lo que ocurrió el viernes y mejoró un poco el sábado no fue bueno. Tenemos que ser capaces de transitar el espacio público cumpliendo la normativa. Eso que ocurrió no es lo que tiene que ocurrir y tenemos que aprender para que no vuelva a ocurrir ya que nos tenemos que manejar de manera segura hasta que aparezca la vacuna”, enfatizó.

El Ministro se puso en el lugar de los porteños y dijo que recurrieron a esta flexibilización porque, después de 6 meses de aislamiento, “hay mucha gente que necesita salir” pero insistió en la necesidad de “hacerlo como corresponde”. Por eso, pidió que todos usen el tapabocas como corresponde “bien firme en la base de la naríz”, respeten el distanciamiento social y no se congreguen en las veredas a menos de 1,5 metros del otro.

“Todos conocemos situaciones de encuentros en espacios cerrados. De amigos que se juntan a comer un asado, de vecinos que se juntan y familiares que se visitan. Invitamos a la gente a que no se encuentren en lugares cerrados. Pero si después de 6 meses no puede sostenerlo, los invitamos a que lo hagan en espacios abiertos y en el espacio público que es más seguro y allí te vamos a ayudar con reglas formales para que lo puedas hacer lo mejor posible en esa realidad”, resaltó el funcionario.

Con respecto a los dichos de su par bonaerense, Daniel Gollán, que pronosticó un aumento de los casos al aumentar la circulación, Quirós evitó polemizar: “El Ministro tiene toda la autoridad y el derecho a vertir sus opiniones pero no tengo que opinar sobre sus dichos”. Gollán había dicho que “Cuando uno juega al límite y a la ruleta rusa, el riesgo es muy grande”.

Y también se refirió a la posibilidad de que el presidente Alberto Fernández apriete el “botón rojo” y volvamos a la fase 1 de la cuarentena, aunque no consideró que eso vuelva a suceder en su distrito: “El AMBA tuvo en mayo la curva de contagios que ahora tiene el interior. Si el presidente o algún gobernador considera que es conveniente apretar el botón rojo, para mí es correcto”.

Para evitar que la situación se desborde y no se expanda el virus, desde el gobierno porteño intensificaron los controles en bares y restaurantes y clausuraron a aquellos que infringieron las normas vigentes.

Los operativos se llevaron adelante en Palermo, Liniers, Agronomía, Constitución y Caballito; y fueron clausurados 12 locales gastronómicos. De acuerdo a lo informado por la Agencia Gubernamental de Control (AGB), dos de las clausuras fueron por permitir fiestas en el interior de los locales, algo que está totalmente prohibido y va en contra del distanciamiento social. Otra por vender bebidas alcohólicas después de las 20 horas por la modalidad take away y las nueve restantes por seguir trabajando con mesas y sillas en la vereda fuera del horario permitido, que es hasta la medianoche.

Según el último reporte sanitario, la Ciudad de Buenos Aires tiene 103.079 casos de COVID-19 y 2.549 fallecidos, con un índice de letalidad de la enfermedad que se ubica en el 2,5% y que afecta principalmente a personas de 76 años.

Desde el comienzo de la pandemia se testearon a 425.621 personas, con una tasa de positividad del 41%. Esto significa que se realizaron 8.548 PCR por cada 100 mil habitantes. El Plan Detectar, en tanto, ya llegó a 38 barrios y lleva testeadas a 67.707 personas. Las cifras indican que el 86% de los casos fueron positivos (23.950).

Fuente: Infobae